Hoy ha estado en nuestra biblioteca
Antonio Gómez Yebra, autor del libro Mi amigo listo
que ha leído en clase el alumnado de primero de primaria.
El libro trata de unos animales que
viven en una granja y que acuden diariamente al colegio, además de
bañarse y jugar con sus amigos. Pero resulta que un burro llamado
Torpe no consigue distinguir unas letras de otras. Afortunadamente
cuenta con su amigo el caballo Listo, que intenta ayudarle de mil
formas hasta que encuentra la forma perfecta, le regala unas gafas.
A partir de ahí se acabaron los problemas con Doña Vaca la maestra
y las risas de sus compañeros.
Tras una breve presentación a cargo
de dos niñas, Antonio comenzó un diálogo con los niños y niñas.
Habló de cómo etiquetamos a los animales porque simplemente tienen
esa fama adquirida aunque en realidad sus cualidades sean muy
diferentes. Evidentemente esta historia es una fábula tras la que se
pueden apreciar comportamientos humanos.
Nos contó el autor que cuando él
terminó magisterio con solo diecisiete años le ocurrió algo
parecido a la historia que cuenta en el libro. Un día de visita en
casa de sus tíos, su tía dijo que su prima sacaba malas notas en el
colegio a pesar de que era muy lista. Y es que no se habían dado
cuenta de que lo que pasaba era que no veía muy bien. Cuando le
corrigieron su defecto de visión poniéndole gafas su problema se
resolvió.
Antonio a lo largo del encuentro ha
hecho partícipe a los niños y niñas con preguntas, unas veces las
hacía él sobre el libro, los personajes o a partir de la lectura de
pequeñas oraciones , sobre las diferencias y semejanzas de las
letras del abecedario, el significado de palabras o juegos con las
mismas, y otras veces, era el alumnado el que le preguntaba a él. En
ocasiones era el mismo autor el que sugería la respuesta o
recordaba las palabras con el comienzo de las mismas. Las letras del
abecedario dan mucho juego, para inventar rimas que Antonio
improvisaba sobre los nombres de los alumnos y alumnas, para inventar
greguerías, para establecer semejanzas y diferencias...A veces había
pequeños premios a las preguntas para los participantes en forma de
poesías, tarjetas, folletos de sus libros, etc.
El alumnado se interesó por ejemplo
en saber si el libro lo había escrito él solo, cuántos años tenía
cuando lo escribió o cuánto había tardado en escribirlo. Siempre
manteniendo la atención de la chiquillería iba respondiendo y
enlazando con juegos de palabras a través de los cuales buscaba la
participación de todos.
Hemos pasado un tiempo muy agradable
con Antonio Gómez Yebra jugando con las letras, las palabras, los
personajes y la historia que cuenta en su libro.
¡Gracias Antonio y hasta pronto!