Es un género de la literatura infantil y juvenil que interrelaciona palabra e imagen. En él destaca la función estética y exige al lector una lectura compleja que vincule los dos códigos a través de la imaginación e interpretación, ya que suponen múltiples formas de lectura. Este género ha creado nuevos formatos de lectura y no adopta las clasificaciones por edades usuales; puede dirigirse a lectores de todas las edades.
Destaca la complejidad y diversidad creativa. Las imágenes no solo ilustran y decoran el texto sino que dialogan, contraponen o complementan al texto; lo enriquecen, ofreciendo un tipo de lectura diferente. El texto y las imágenes en un libro álbum se relacionan dinámicamente. Podemos diferenciar los álbumes según la proporción de imágenes y texto. Desde una extensión del texto mayor a las imágenes a otros en los que solo hay ilustraciones narrando la historia.
El desarrollo tecnológico ha permitido experimentar con diferentes técnicas de representación artística que mejoran el trabajo de los ilustradores. El libro álbum se identifica por los elementos gráficos que juegan un papel fundamental, por el formato del libro, por las características del material en el que esté impreso, por la retícula en el que estén ceñidos los personajes y ambientes de la historia, por la tipología que se utilice para los textos, por la paleta de color que aproxime a los lectores a sensaciones que el autor del texto y las ilustraciones deseen imprimir, así como por los elementos que permitan completar o enriquecer la bidimensionalidad del plano.
Hay dos puertas de acceso infantil al
universo literario y al ámbito del arte: la primera es la voz del
adulto, que transmite a los más pequeños el calor y la fascinación de
los relatos; la segunda es la imagen, un estímulo directo e impactante
que los sitúa de lleno en un valioso contexto de formas, colores y
sensaciones estéticas. Ahí reside el principal valor del libro
ilustrado: en ese papel de iniciación, de entrada al mundo simbólico
del arte, al placer de contemplar, imaginar y sentir. La lectura de la imagen por parte de un niño que aún no accedió a la comprensión del código escrito, le permite, gracias al juego propuesto por la imagen, anticipar o contradecir el sentido que transmite el texto. Estos textos confirman que el niño puede leer a través de las imágenes que observa, antes de leer convencionalmente.
Cada vez hay una mayor conciencia de la función educativa de la ilustración, que está relacionada con nuestros hábitos culturales y con el desarrollo de nuevas formas de lectura.
La era digital
ha traído consigo nuevas formas de relación con los textos. Cada vez
más, la lectura secuencial está dejando paso a la navegación
hipertextual. Así, cuando leemos en la pantalla de un ordenador, vamos
transitando de una idea a otra a través de enlaces, combinando imágenes
y palabras, percepciones visuales e incluso sonidos. Esta forma de
lectura también ha influido en la concepción del libro infantil, con un
creciente despliegue de recursos que integran lo gráfico y lo verbal. Elevan así el
carácter artístico de las propuestas y componen, en definitiva, un
nuevo lenguaje creativo.
En nuestra biblioteca podéis encontrar una sección de álbumes ilustrados con una amplia gama de posibilidades.
Fuente: bibliotecasinfantiles.com y literaturas.com
me gusto el articulo, gracias por el aporte...
ResponderEliminarNos alegra saber que te gustó y fue útil.
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