” No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee “ Günter Grass

lunes, 9 de mayo de 2016

HACER DE LA LECTURA UNA ACTIVIDAD GRATIFICANTE

Elisa Yuste afirma que la lectura en los primeros años de vida es juego y diversión, pero a medida que crecemos  la lectura se convierte en una actividad más compleja y exigente, y puede pasar de ser un hábito divertido a convertirse en una actividad tediosa, incluso frustrante. Para mantener el interés y el gusto, el acto de la lectura ha de ser, ante todo, libre y no condicionado. Por eso la autora recomienda:

Consejo 1: Lee lo que te dé la gana

Los lectores debemos elegir nuestras lecturas. A veces hacemos elecciones más arbitrarias (el color de una cubierta, por ejemplo), otras veces más meditadas, pero la tarea de selección forma parte de nuestro itinerario lector y es la forma de aprender a elegir y a dejarnos asesorar cuando lo consideremos oportuno. Tenemos que elegir la lectura que queremos hacer en cada momento atendiendo a nuestros gustos e intereses, pero también a nuestros estados de ánimo y a nuestras circunstancias.

Consejo 2: Lee cuando te dé la gana

 Hay estudios que afirman que unos minutos de lectura al día marcan la diferencia y todos podemos sacarle unos minutos a nuestro día: en la mesa mientras desayunamos, en el metro o en el bus cuando vamos al trabajo, en la cocina mientras se calienta la comida, en el salón durante los descansos de nuestra serie favorita, en el baño en nuestros ratos íntimos… Identifiquemos esos minutos y leamos. 

Consejo 3: Lee como te dé la gana

En la cama, en el sofá, en el transporte público; tumbado, sentado, de pie…; con mucha luz o casi a oscuras…; en completo silencio o con la música a tope, también en voz alta. También el tipo de lectura que quiere hacer de según qué obra: una lectura detenida y profunda acompañada de notas, una lectura ligera “en diagonal”; saltando capítulos, incluso sin llegar al final, si la obra se cae de las manos; y, por qué no, una relectura, si se considera la obra lo merece, que no se le ha sacado todo el partido, que puede ofrecer otra perspectiva o “si lo pide el cuerpo”. Cada lector es diferente.

Si queréis que vuestras lecturas sean más efectivas y enriquecedoras, la autora os recomienda consultar las tres claves de la compresión lectora.




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