Hace unos días visitó nuestra biblioteca José Manuel Rodríguez, autor del libro El cangrejo Emilio para mantener un encuentro con al alumnado de primero de primaria.
El libro nos cuenta la historia del simpático y optimista cangrejo Emilio que, en la búsqueda de un nuevo hogar, encuentra aventuras con sus nuevos amigos. Conoceremos de su mano a Doña Maruja, la vieja y soñadora tortuga, doña Anselma, la almeja escurridiza y gruñona, don Ataulfo, el pulpo glotón y don Andrés, el pez más viejo y sabio del mar y, hasta las mismísimas estaciones del año que, serán las enemigas del protagonista, y le ayudarán a saber apreciar y disfrutar los detalles y momentos de la vida a pesar de las adversidades.
Tras una breve presentación, José Manuel nos contó como surgió este libro. Todas las noches antes de dormir leía cuentos a sus hijos pero llegó una noche en la que no había ganas de repetir ninguno conocido y no había ninguno nuevo. Así que tuvo que inventarse uno. Tanto gustó a los niños que pidieron nuevamente que se los contara y al final acabó escrito y tomando forma de este precioso libro que todos hemos disfrutado.
El autor nos recalcó la importancia de leer de forma habitual siguiendo nuestros gustos e intereses así como escuchar historias. Una vez conocido este disfrute es difícil de parar. Leer es una bonita manera de aprender y potenciar la imaginación. Todo libro tiene algo que enseñar. Y después de mucho leer puede que nos llegue el momento de escribir libremente sobre lo que cada uno quiera, creando los personajes e historias a partir de nuestra imaginación.
Después empezó un turno de preguntas rápidas y concretas relacionadas con el libro y sus personajes así como de las simpáticas ilustraciones que han cautivado a los niños y niñas. En todas ellas estaba implícita la fascinación que produce en los niños el proceso de creación y del porqué de muchas cosas.
José Manuel nos recomendó la lectura de cómics que fueron los primeros libros que él empezó a leer. Personajes como Spiderman, Superman o Flash Gordon lo fascinaban y releía tanto sus historias que su abuela tuvo que coser los lomos de los libros con aguja e hilo de los desgastados que estaban.
Al final hubo firma de libros y nuevos comentarios.
Al final hubo firma de libros y nuevos comentarios.
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