” No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee “ Günter Grass

martes, 21 de febrero de 2017

IGNACIO SANZ, UN ESCRITOR QUE JUEGA CON LAS PALABRAS


Hoy ha visitado nuestra biblioteca el escritor Ignacio Sanz. Ha compartido un primer encuentro con los alumnos de quinto y después otro con los de tercero, que habían leído El hombre que abrazaba a los árboles y Una casa, dos niños y trescientos ruiseñores, respectivamente.

Con el grupo de quinto, Ignacio aprovechó las palabras de un grupo de alumnos que hicieron su presentación para recitar unos versos de Cervantes al que elogió al igual que a toda su obra, en especial El Quijote. Y para que comprendiéramos mejor la trascendencia de su obra, más allá de nuestras fronteras, nos contó una anécdota que vivió en un país nórdico. Allí un grupo de personas se reúne periódicamente para leer un capítulo de la obra y realizar distintas actividades, entre otras, rutas por España relacionadas con el Quijote.

Así enlazó con la figura de los escritores que surgen porque tienen algo que contar.

Y nos contó de dónde surge la historia de El hombre que abrazaba a los árboles. En su pueblo había muchos olmos que fueron afectados por la grafiosis, una enfermedad que se ha extendido por muchos países y que provoca que las hojas se marchiten y los árboles mueran. Los olmos son árboles milenarios, que presiden la vida social de los pueblos y sus gentes. Cuando llegaron para cortar a este último olmo, el operario, Pepe Fraile, se negó porque pensó que se podía salvar. Insistió tanto que tuvieron que llamar al ingeniero. Estaba dispuesto a subirse al árbol para impedir que lo cortaran. Se hizo cargo del olmo, le echó fertilizantes, lo cuidó y con el tiempo se curó.

Fue el único olmo que permanece en un paseo donde antes había cientos. Se ha convertido en un árbol singular.

El hijo del escritor escribió un artículo sobre este árbol y al comentarlo con su padre y decirle que detrás estaba la historia de Pepe Fraile, el hijo le dijo que si había una historia que la escribiese él. Y después de un tiempo, escribió este libro.

De esto se deduce que detrás de un bosque hay mucha vida e historias. Conocimos de donde proviene la palabra foragido, quienes son los hacheros o gabarreros. Hay muchas personas que trabajan para cuidar y proteger la madera, sus frutos, los árboles, los animales y el bosque en general, donde todo está relacionado y donde cualquier ser vivo depende para vivir de los árboles.

El autor también nos habló del carácter simbólico y metafórico que tienen los árboles en los cuentos, donde muchos protagonistas tienen que atravesar un bosque para conseguir algo y alcanzar un final feliz. Del mismo modo, los niños y niñas también tienen que atravesar esta etapa de la infancia y “echarse al monte” para madurar, crecer y ser personas adultas.

Después vino un turno de preguntas y así supimos el significado de algunas palabras como berganta, que el nombre de Felicidad lo encontró paseando por la ciudad de Oran en Argelia y que le hizo darse cuenta de que su madre tiene el mismo nombre pero en latín, que anota ideas que observa o se le ocurren en una libreta y después puede utilizar en sus escritos. Ignacio escribe por muchas razones, entre otras, porque ha leído mucho aunque en su infancia no tuvo muchos libros y también porque tuvo una abuela medio analfabeta pero que llevaba un tesoro en su cabeza, el tesoro de los cuentos de la tradición oral como retahílas, juegos de suertes, poesías, trabalenguas, etc y eso fue lo que hizo que se enganchara a la literatura. Comprobó que las palabras tienen vida, saltan, retumban, sirven para jugar.

Así llegó el momento de jugar con la lengua e invitó a algunos niños a repetir trabalenguas, y a todos a decir poesías que él previamente decía y los niños repetían, también jugaron con un cuento participativo y otras anécdotas relacionadas con el juego que dan las palabras, con sus equívocos y sus significados. Las palabras tienen magia. El lenguaje tiene florituras, encantamientos y metáforas a los que hay que seguir el rastro.

Quiso que apareciera en su libro una canción de corro porque el corazón late diferente con este juego y también porque es un homenaje rotatorio al mundo que gira mientras lo hacen las personas que giran al ritmo de la música encandilando a todos sus participantes.

Ignacio nos dijo que sus libros son como una deuda que tiene con los grandes escritores y que tienen el fin de incitar a los niños y niñas a leer para que un día lleguen a descubrir a los escritores clásicos. Leer para conocer, para viajar a otros lugares, descubrir personajes conmovedores, etc. Ahora que estamos en la era de la información diferenció entre aquellos que simplemente informan de aquellos que lo hacen con una sensibilidad exquisita y la clave está en lo que han leído porque las palabras almibaran la felicidad.

Ignacio está convencido de que la vida es azarosa, está llena de casualidades e invitó al alumnado a leer más, a incorporar la literatura a su bagaje personal , a tener su “savia interior” recordando la de los árboles, teniendo apetencia para leer y llegar lejos.

Al final hubo firma de libros y despedida hasta pronto, porque, como no hay dos sin tres y esta es la segunda vez que nos visita, deseamos que haya una tercera. Gracias Ignacio.


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